martes, 21 de febrero de 2012

Presentación

¡Buenas!

No sé qué sería apropiado colocar en la presentación de un blog. Asumo que lo adecuado es publicar algunas palabras como para dar idea a mis potenciales lectores sobre el contenido del mismo.

Pues, bien, siendo directos, el contenido es el siguiente: cuidado capilar. No obstante, dado que son muchas las páginas que ofrecen la misma clase de información, uno debe buscar valores agregados, y qué mejor que valerme de la prosa que soy capaz de producir para mostrar una introducción menos directa (más "floreada") del carisma y del enfoque que procuraré mantener en posteriores entradas.

Desde niño recuerdo haber visto a mi abuela aplicarse palta en el cabello y quedarse con esta un buen rato mientras tomaba el sol. "Te deja el pelo bien bonito", fue la respuesta que dio a la interrogante de por qué hacía aquello. Una respuesta similar obtuve cuando la veía frotar la pulpa de la sábila sobre su cabeza, o cuando mi madre y ella aprovechaban una tarde soleada para hacerse mascarillas con huevo y, mientras hacía efecto, descansar la espalda bajo los cálidos (aunque mortales, como todo en estos tiempos) rayos del astro rey.

Si bien la curiosidad me llevó en algún u otro momento a intentar estos trucos, nunca me preocupé por una salud "general" del cabello, ya que siempre lo llevaba corto, obligado por el colegio principalmente, y también porque, hasta hace un par de años, nunca me interesó llevarlo largo.

Como se puede inferir a partir del párrafo anterior, ahora sí llevo el cabello largo. O, esperen, lo que en verdad se infiere es que "me interesa llevarlo largo" (¡Alerta de falacia! Y de nerd, también...). En fin, el punto es que, tras tomar la decisión de redimir mi fibra capilar de los esclavizantes cortes mensuales y de las convenciones sociales sobre aspecto masculino, tuve también que asumir la responsabilidad que aquello implicaba: proporcionar todos los cuidados necesarios a aquella melena recién liberada que crecía -ya quisiese decir que salvajemente, pero, en honor a la verdad, debo decir "lentamente": no he sido bendecido con el don de fabricar cabello a montones.

Ya resuelto y comenzada la "aventura", comencé a investigar, preguntar, memorizar, comprar y experimentar todo aquello que consideré necesario. Y de eso es de lo que se trata el blog: todo aquello que, a través de la misma internet (de páginas geniales que más adelante daré a conocer), de los conocimientos de mi abuela y de mi aya,  y de mi propia experiencia, he podido recopilar para tratar de acercarme al ideal de tener el cabello más envidiable de la raza humana ("muajajajá...").

De acuerdo, es obvio que no tengo el mejor cabello ni de la historia ni del continente ni tan siquiera de mi ciudad; de lo contrario, no estaría aquí escribiendo esto mientras recuerdo qué experimentos aún me falta llevar a cabo y sobre qué productos ya puse el ojo. Empero, confío en que mi conocimiento es lo suficientemente amplio como para que otros geeks del cuidado capilar lo encuentren útil; y confío en aquello que ustedes sepan y puedan dejar a través de los comentarios para, así, enriquecer no sólo este blog, sino también aquellas matas de queratina anastomosada que todos llevamos sobre la cabeza y las neuronas que -todos, increíblemente- llevamos dentro de esta.