jueves, 7 de junio de 2012

Piqueito: Evitemos el óxido

Entrego aquí el primer "piqueo" de la historia de mi blog: una entradilla express como para no morir de hambre informativa ;)

Hoy día mencionaré un tema que se ha puesto de moda últimamente: los antioxidantes. Estos compuestos se han encontrado en las frutas, las verduras y muchos otros alimentos desde comienzos de la historia. No obstante, es recién en épocas contemporáneas que se les ha dado la importancia debida y que se han llevado a cabo diversos experimentos para conocer más sobre su naturaleza.

Las sustancias que cumplen funciones antioxidantes pueden ser muy diferentes: algunas son vitaminas (como la C, la E y la A), otras son colorantes encontrados en frutos y hojas (como el licopeno y los polifenoles) y unas cuantas son minerales (tales como el Zn).

Estos compuestos son importantes para mantener una salud general, ya que con ellas se beneficia el sistema inmunológico y puede mejorarse considerablemente el aspecto de nuestra piel y, ¡oh, maravilla!, el de nuestro cabello.

¡KIWI! *babeando*


Para asegurarnos de estar consumiendo las cantidades adecuadas de antioxidantes, tenemos que tener en cuenta dos aspectos:

  • Lo que comemos. Necesitamos tener una alimentación variada y equilibrada. Cuantas más calorías consumimos, más antioxidantes necesitamos para hacerles frente a los radicales libres (sustancias que nos "oxidan") que se forman durante el metabolismo, es decir, durante el proceso en el que procesamos toda ese energía consumida.
  • La forma en que consumimos los alimentos. Los antioxidantes son sustancias relativamente delicadas, cuyo efecto puede disminuir o perderse completamente si no sabemos combinar bien las cosas que comemos. 

Respecto a este punto, les presento unos cuantos consejos:

  • El café con leche es rico. El té o la cocoa son deliciosos con leche. Catar quesos acompañados de una copa de vino es exquisito. ¡Qué decir de los batidos de fruta! No obstante, la mayoría de las frutas y todas las bebidas que he mencionado (más muchas otras infusiones, como el orégano y la hierba mate) pierden toda su eficacia antioxidante si se consumen junto con lácteos o productos que los contengan. Si lo que queremos es beneficiarnos de esas propiedades, debemos evitar combinarlas con leche, yogurt, queso o cualquier otra cosa que contenga derivados lácteos, como muchas de las galletas que se venden en el mercado (Así aprendí a pensarlo dos veces antes de acompañar mi té de la tarde con algún dulce...).
  • Algunos antioxidantes se ven potenciados por el calor, como el licopeno de los tomates y el betacaroteno (provitamina A) de las zanahorias. Comer esas verduras cocinadas, si bien nos priva de otras vitaminas como la C, nos trae también estos beneficios.
  • Prefiramos cocer que freír. Algunas sustancias se pierden en las frituras, pero no cuando se cuecen con agua, como ocurre con la vitamina E.

Así que, ahora lo sabéis: eat up your way to a healthy hair ;) 
Et, avant de sortir, une chanson d'une de mes chanteuses préférées...


martes, 5 de junio de 2012

Esos dentudos indispensables

No creo que exista persona en el mundo que nunca haya utilizado un peine. La diversidad de materiales con que se fabrican los ha vuelto tan versátiles y accesibles que difícilmente habrá una casa en la que no encontremos al menos uno; es más, no resultaría raro que, entre nuestros conocidos, más de uno lleve en su mochila o cartera una de estas herramientas.

Las gentes suelen utilizar los peines de diferentes maneras, si bien todas ellas con la misma finalidad: poner orden a las marañas que de vez en vez surgen en las cabelleras. Algunas comienzan desde los largos, otras van directamente a los cortos y someten el cabello utilizando la fuerza (mi mejor amiga hace eso y, ¡dios!, cómo me duele verla cada vez que lo hace...). Esto nos lleva a la gran pregunta: ¿Cuál es la forma apropiada de peinarnos?

Antes de continuar, debo recalcar que por "forma apropiada" me refiero a la manera en que podemos peinar nuestros cabellos sin maltratarlos. Esto es un poco obvio, pero me pareció necesario para evitar potenciales trolls que ven en la relatividad de los enunciados la base para sus argumentos indeseados. Anyway, moving on.

El primer aspecto que debemos considerar es el material del peine. Los de plástico son más flexibles, más fáciles de encontrar y muchísimo más baratos. Sin embargo, crean estática y pueden derivar en frizz, lo que nos obligará a peinar más, lo que creará más frizz, lo que hará que volvamos a peinar...y así sucesivamente. Esto no significa, empero, que debamos condenarlos y confinarlos al Hades. NO. Para cuando requiramos toda una sesión prolongada con el peine, procuremos utilizar uno de madera o de plástico antiestático (con lo difíciles que son de conseguir...). Para llevar en el bolso y dar algún retoque que otro, los de plástico común y corriente no representará ningún problema.

Lo segundo a tener en cuenta es el tipo de peine. Es preferible utilizar uno de dientes gruesos, ya que estos son mejores a la hora de desenredar. Si buscas separar bien los mechones para hacer una trenza o algo por el estilo, será necesario uno de dientes finos; no obstante, antes de pasar a aquel uno siempre debe haber pasado los cabellos por uno de dientes gruesos no muy separados. Por otra parte, si lo que buscas es sólo dar un toque a aquella ligera rebeldía capilar que va apareciendo durante el día, puedes usar uno que tenga los dientes con mayor separación, estilo peineta: estos son más fáciles de manejar cuando uno no quiere modificar el estilo que el cabello ya adoptó.

Ô, Renoir...

El tercer punto y, me atrevería a decir, el más importante es el procedimiento por el cual nos peinaremos. A lo largo de mi experiencia, he recogido una serie de pautas que, puestas en práctica, conllevan un mayor respeto del cabello a la hora de peinarlo, las cuales compartiré a continuación.

  1. Piensa si es necesario peinarte. Hay personas que lo ven como algo mecánico, tal como coger las llaves antes de salir de casa (Nuevamente: mi mejor amiga es así). Antes de coger el peine mírate en el espejo: a lo mejor tu cabello no necesita ser manipulado, o quizás baste con sólo pasarle los dedos.
  2. Si vemos que es menester peinarse, entonces procedemos a aquello que mencioné al final del primer punto: pasar los dedos. Delicadamente los deslizamos por entre la cabellera comenzando por los medios y deteniéndonos ante los nudos sin hacer fuerza: para desatarlos, basta con cogerlos entre las yemas de dos dedos e ir bajando. 
  3. Utilizar el peine (de dientes gruesos) paralelo a nuestro rostro, no perpendicular al cabello como la mayoría lo hace. Al estar en la posición debida, el peine se mantendrá en diagonal a la fibra capilar y, así, aprovecharemos más la longitud de sus dientes para peinarnos utilizando un menor número de pasadas.
  4. Tal como hicimos con nuestros dedos, el peine debe usarse primero en los largos, luego en los medios y, al final, desde los cortos. Nunca comencemos desde a sección corta del cabello porque empeoraremos los nudos y podríamos vernos tentados a usar la fuerza bruta.
  5. Las manos no sólo sostienen el peine, sino que le ayudan. Pasa una mano por un mechón para asegurarnos de evitar los nudos y, seguidamente, desliza el peine.
  6. Los peines pueden resultar agresivos y crear quiebres cuando forman un ángulo indebido con el cabello. Para evitarlo, simplemente peinemos la sección izquierda de nuestra cabellera con la mano izquierda, y el lado derecho con la mano derecha. Suena absurdo, pero, créanme, funciona. A la larga, además, notarán que resulta más práctico.
  7. Por último, ten siempre en cuenta el estado de tu cabello. El cabello seco puede resultar más difícil de peinar que el húmedo, por lo que podemos valernos de un spray desenredante cuando queremos peinar en seco o tener la precaución de aplicar una buena crema para peinar tras el lavado. Asimismo, los cabellos maltratados tienden a enredarse más: un cabello saludable y bien cuidado siempre será más fácil de peinar.

Cachivaches por aquí, cachivaches por allá.

Sin más que agregar, estimados lectores, me despido no sin antes preguntaros: ¿Habéis tenido problemas a la hora de peinar vuestras melenas? ¿Qué soluciones le habéis dado y qué otras pautas añadiríais a la lista?




domingo, 3 de junio de 2012

El efecto silicona

Hace más de un siglo se dieron la revolución industrial y el surgimiento, entre el de muchos otros inventos, de la máquina de vapor. Luego, el vapor fue cambiado por diesel (¿Beneficios? Supuestamente resultó más eficiente, aunque yo prefiero pensar tanto en la armonía del planeta como en la belleza que habría tenido occidente en un mundo steampunk...). Hoy en día, estamos presenciando una revolución mucho menos notoria, pero igual de controversial, y que puede expresarse con la ya trillada pregunta: ¿siliconas o no?

Las siliconas comenzaron a ser utilizadas por la industria cosmética desde los 50s, y han encontrado diversos usos: algunas transportan diferentes sustancias y las fijan en la superficie de la piel o el cabello, otras ayudan a secar las melenas con mayor rapidez; algunas, inclusive, son utilizadas por el mero hecho de espesar las mezclas. Esta vez nos centraremos sobre otro grupo, que resulta el más "alarmante" y sobre el que toda la discusión capilar se enfoca: aquellas que, más allá de nutrir el pelo, lo envuelven y dan la engañosa apariencia de belleza, con lo cual se ocasiona, señoras y señores, el denominado efecto silicona.


Elves: no silicones, yet so perfect...

Pongámoslo así: tenemos una hoja verde y fresca de la planta que ustedes gusten. Esta la forramos con una mica, porque queremos que brille y, de paso, protegerla de cualquier posible daño o de la humedad. Habrá quienes digan: "Bueno, claramente el brillo se debe al plástico y no a la hoja en sí, pero...¿y qué? A fin de cuentas, se ve bien y muchísimo más decorativa".

Aquí es donde, a decir mío, viene el problema: así como no entran ni el aire ni el agua del exterior, que potencialmente dañarían la hojilla, aquel aire y aquella humedad propios de ella tampoco podrán escapar. ¿Qué ocurrirá a la larga? Allow me to tell you: se pudrirá. Se hongueará. En otras palabras, terminará tan o más estropeada como si no la hubiésemos protegido con la mica.

Pues bien, es obvio que el cabello no se nos va a putrefactar por el uso de los cuestionados compuestos; es más, es probable que no notemos cambios negativos en un buen tiempo. No obstante, corremos el riesgo de maltratar nuestras amadas fibras capilares. ¿En qué sentido habría maltrato? Again, allow me to clear it up for you: 

  • Lo más importante es la cero nutrición. A lo que me refiero: muchos productos, sobre todo de las marcas, digamos, corrientes, no incluyen nutrientes en sus fórmulas o los colocan en cantidades ínfimas, sólo como para darse publicidad y por mera cuestión de mercadeo. Las siliconas en sí no son dañinas, pero el no nutrir nuestra cabellera sí lo es. Eventualmente, esto resultará en puntas partidas, pelo quebradizo o (yo más bien diría "y") una falta de movimiento atroz.
     
  • Otro problema que salta en Google cuando tipeas "siliconas" es la acumulación, también conocida por su equivalente inglés, build-up. La mayoría de estas sustancias son tan compatibles entre sí que se van situando una sobre la otra, sobre la otra, sobre la otra, lo que forma una capa cada vez más gruesa de plastiquitos que terminará asfixiando nuestra melena, además de privarla de la humedad del aire y de absorber los nutrientes que intentemos brindarle. Esto nos regresa al primer guión y, lo peor, nos dará la sensación de tener hilachas de escoba sobre la cabeza o, como algunas mujeres lo llaman, "pelo de muñeca (barata)".

Bitch, please.

Debo aclarar, sin embargo, que no siempre las siliconas resulan tan malignas. Para un día de fiesta, por ejemplo, podríamos usar uno de esos productos "milagrosos" que prometen curar las horquillas para disimular cualquier imperfección o aumentar el brillo. En adición, hay ciertos tipos de siliconas que no se acumulan, así como clases de cabello que soportan más el uso de estos químicos. A saber:

  • Los cabellos con porosidad alta, cuyas escamas podrían controlar su apertura con el forro de siliconas. Esto significa, además, que estas son pésimas para su contraparte: los cabellos con porosidad baja.
  • Los cabellos gruesos, ya que estos no perderán su forma con el peso extra que las siliconas implican. Los cabellos delgados, por el contrario, pueden perder cuerpo y verse caídos debido a este mismo motivo.
  • Los cueros cabelludos normales, ya que la cantidad de sebo que producen es controlada. Los grasos podrían dar la impresión de ensuciarse más rápidamente debido al brillo extra, así como los secos se resecarían más ante la disminución de su capacidad absorbente.

Vale recalcar que muchas marcas reconocidas incluyen siliconas en sus líneas a la par de cantidades generosas de sustancias nutritivas, por lo que traen, junto a las desventajas de aquellas, muchos otros beneficios capilares. Por ende, cabe concluir que todo depende de una rutina balanceada apropiadamente: podemos intercalar y combinar productos que las contengan con otros que no, así como incluir lavados antirresiduos, ya sean caseros o utilizando champúes especializados. Pero de esto les hablaré en otra entrada.


 

Por ahora, os dejo una canción tan genial de una de mis bandas preferidas no sin antes recordaros que espero sus comentarios sobre el tema ;)