Hoy día mencionaré un tema que se ha puesto de moda últimamente: los antioxidantes. Estos compuestos se han encontrado en las frutas, las verduras y muchos otros alimentos desde comienzos de la historia. No obstante, es recién en épocas contemporáneas que se les ha dado la importancia debida y que se han llevado a cabo diversos experimentos para conocer más sobre su naturaleza.
Las sustancias que cumplen funciones antioxidantes pueden ser muy diferentes: algunas son vitaminas (como la C, la E y la A), otras son colorantes encontrados en frutos y hojas (como el licopeno y los polifenoles) y unas cuantas son minerales (tales como el Zn).
Estos compuestos son importantes para mantener una salud general, ya que con ellas se beneficia el sistema inmunológico y puede mejorarse considerablemente el aspecto de nuestra piel y, ¡oh, maravilla!, el de nuestro cabello.
¡KIWI! *babeando* |
Para asegurarnos de estar consumiendo las cantidades adecuadas de antioxidantes, tenemos que tener en cuenta dos aspectos:
- Lo que comemos. Necesitamos tener una alimentación variada y equilibrada. Cuantas más calorías consumimos, más antioxidantes necesitamos para hacerles frente a los radicales libres (sustancias que nos "oxidan") que se forman durante el metabolismo, es decir, durante el proceso en el que procesamos toda ese energía consumida.
- La forma en que consumimos los alimentos. Los antioxidantes son sustancias relativamente delicadas, cuyo efecto puede disminuir o perderse completamente si no sabemos combinar bien las cosas que comemos.
Respecto a este punto, les presento unos cuantos consejos:
- El café con leche es rico. El té o la cocoa son deliciosos con leche. Catar quesos acompañados de una copa de vino es exquisito. ¡Qué decir de los batidos de fruta! No obstante, la mayoría de las frutas y todas las bebidas que he mencionado (más muchas otras infusiones, como el orégano y la hierba mate) pierden toda su eficacia antioxidante si se consumen junto con lácteos o productos que los contengan. Si lo que queremos es beneficiarnos de esas propiedades, debemos evitar combinarlas con leche, yogurt, queso o cualquier otra cosa que contenga derivados lácteos, como muchas de las galletas que se venden en el mercado (Así aprendí a pensarlo dos veces antes de acompañar mi té de la tarde con algún dulce...).
- Algunos antioxidantes se ven potenciados por el calor, como el licopeno de los tomates y el betacaroteno (provitamina A) de las zanahorias. Comer esas verduras cocinadas, si bien nos priva de otras vitaminas como la C, nos trae también estos beneficios.
- Prefiramos cocer que freír. Algunas sustancias se pierden en las frituras, pero no cuando se cuecen con agua, como ocurre con la vitamina E.
Así que, ahora lo sabéis: eat up your way to a healthy hair ;)
Et, avant de sortir, une chanson d'une de mes chanteuses préférées...
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