miércoles, 14 de marzo de 2012

Naturaleza y Vida: Línea color

El color natural de mi cabello es castaño oscuro. No un castaño profundo de esos que se confunden con negro, pero tampoco un castaño neutro de esos que captan miradas. Simplemente un castaño oscuro. Si bien es usual que a lo largo de la vida de una persona el color de pelo varíe, a mí me pasa muy seguido (y nunca me ha parecido alarmante: una rareza más, una rareza menos. El tigre ya tiene muchas rayas). No obstante, las fluctuaciones constantes me llevaron a cansarme de los estados anímicos de mi cabello y buscar métodos que lo mantuvieran en una tonalidad uniforme.

Probé diversas cosas: mascarillas caseras, enjuagues y productos del supermercado. Tengo el agrado de decir que la mayoría de ellas funcionaron, así que, eventualmente, les daré su espacio en el blog. Hoy día, por ello, le toca el turno a una línea de la que había leído mucho tiempo antes de comprar y que conseguí por pura y mera casualidad: el champú y la mascarilla "a la henna" de la marca Naturaleza y Vida.

La primera vez que me enteré del producto fue leyendo un blog que me derivó a la página de la marca. Revisé los productos atraído por sus ingredientes y por el hecho de que la mayoría de ellos no posee siliconas, pensando que encontrarlos en Perú sería algo imposible: el mercado cosmético peruano aún no está tan abierto, por lo que deduje que no exportarían sus productos hacia acá, tal como ocurre con manic panic y los acondicionadores de alberto vo5 (si saben dónde conseguir alguno de estos, ¡Os lo ruego, decídmelo!).

Grande fue mi sorpresa cuando vi en la página principal que sí había una entidad que importaba los productos a Perú: Alenit. Su oficina central, empero, quedaba tan lejos de mi casa que mis planes por ir a dar una ojeada iban postergándose y postergándose; hasta que, cierto día en el supermercado, entré como de costumbre a la sección de champúes para curiosear y me topé cara a cara con estos dos productos: awesome!

El camino se bifurcó, no obstante, cuando tuve que decidir qué variedad comprar: ¿la que es para cabellos castaños o la que es para cabellos rubios? Claramente mi cabello no es rubio, pero comprar aquel que es para castaños no me inspiró la suficiente confianza, así que decidí irme por lo seguro: leí los ingredientes.

Resulta que la única diferencia importante entre el champú para cabellos castaños y el de cabellos rubios es que este último incluye manzanilla en la fórmula. Por lo demás, ambos poseen extractos de henna y de girasol, por lo que el resto de beneficios era similar. Esto hizo que me decidiese por comprar el champú para matas rubias: la manzanilla posee efectos aclarantes que ya había podido corrobar sobre mi cabello con anterioridad, lo que me llevó a inferir que resaltaría mi color más eficazmente.

Ahora tocaba el turno de la mascarilla: a leer nuevamente el revés del envase. Me llevé una ligera desilusión al corrobar que la mascarilla incluía siliconas, al contrario del champú, pero me decidí por la que ofrece reflejos rubios por la razón expuesta en el párrafo anterior: la manzanilla que incluye en su composición y de la cual el producto para cabellos castaños prescinde.

¿Negros? ¿Caobas? ¡Esos no estaban a la venta!


Mi experiencia con el uso de la línea ha sido satisfactorio, aunque hay algunos alcances que debo realizar.


  • Para empezar, ambos productos poseen pantenol, la única vitamina capaz de penetrar el cabello y que tiene efectos hidratantes y reestructurantes comprobados. Primer visto bueno.
  • La marca trabaja de manera ecológica e incluyendo numerosos ingredientes naturales. La henna y el aceite de girasol se cuentan entre ellos, así como el germen de trigo en el caso de la mascarilla. Segungo visto bueno.
  • Específicamente hablando sobre el champú, el realce fue progresivo y sutil, pero sí lo hubo. No obstante, no provee la hidratación que cabellos resecos o sometidos a procesos químicos han de necesitar, por lo que no recomendaría su uso exclusivo para estos casos particulares, especialmente cuando se trata de cabellos tinturados, contrario a lo que se dice en el envase. 
  • En cuanto a la mascarilla, a pesar de lo oscuro de mi cabello, el realce del color se hizo notorio. Obviamente no me dio brillos dorados, pero destacó evidentemente el tono castaño. Quizás habría obtenido resultados más  visibles con la mascarilla para cabellos marrones, eso es algo que comprobaré cuando tenga la oportunidad. 


Los únicos puntos negativos que encontré a los productos fueron dos. Primero, lo difícil que es encontrarlos: no los venden en todos los supermercados y, aun allí donde se consigue, el stock es pequeño y no es constante; segundo, las siliconas que posee la mascarilla, aunque esto es manejable en una rutina balanceada o que incluya lavados antirresiduos.

Si deciden comprar estos productos, les doy un par de consejos: si utilizan el champú, déjenlo actuar dos o tres minutos antes del último enjuague, masajeando el cabello; de esa manera, penetrará mejor. Si utilizan la mascarilla, añádanle una cuarta parte de aceite de oliva; así, les rendirá más, hidratará más y el efecto de color será el mismo. Además, aplíquenla sobre el cabello seco, tal y como el envase lo aconseja para mayores resultados: realmente los resultados serán más notorios que al usarse sobre el cabello húmedo recién lavado (¡Díganmelo a mí! Una vez dormí con el producto puesto tras lavarme el cabello antes de acostarme y, a pesar de todas las horas que pasaron, los resultados fueron casi imperceptibles).

Por último, si deciden no comprar estos productos o no los encuentran por sus zonas, no se preocupen, hay muchos otros métodos igual de efectivos (y mucho más baratos) para destacar los colores claros del cabello. Sólo sigan revisando el blog y los encontrarán muy pronto ;)





lunes, 12 de marzo de 2012

Enjuagues según yo

No sabía cómo escribir el tema de los enjuagues: llevaba ya dos borradores totalmente descartados de lo sosos que resultaron. Así que, mientras tomaba el té de la tarde, se me ocurrió hacer una secuencia de imágenes. Es más sencillo, más rápido, y así no los enredo con palabreríos poco didácticos.

Paso # 1

Llenamos 3 tazas de agua a la ollita.

Paso # 2

Pesamos 70 gr. de las hierbas a utilizar.
Acá tengo que hacer una justificación: Yo nunca peso mis hierbas, siempre las calculo "al ojo". Decidí pesarlas sólo para que tuviesen una mejor idea de las proporciones.

Paso # 3

Añadimos las hierbas a nuestra agua ya hirviente.

Paso # 4

Apagamos el fuego, tapamos y dejamos reposar.
El tiempo mínimo de reposo es de tres minutos, pero yo prefiero dejar la infusión unos 15 para asegurarme de que esté bien cargada. Asimismo, según la planta que se utilice, puede que se necesite dejar hervir unos minutos y no apagar el fuego inmediatamente. Esto lo iré indicando en las publicaciones respectivas.

Ahora que nuestra infusión ya está lista, viene la siguiente cuestión: ¿cómo realizamos el enjuague? Como en todo, lectores, eso depende mucho de su imaginación. Yo, por mi parte, les alcanzaré a continuación dos métodos distintos que pueden escoger según su conveniencia.

  • El enjuague rápido. Este lo leí en el blog Cabellos y hierbas y, por lo guapo que está el cabello de la señorita Beatriz, asumo que es también efectivo. Consiste simplemente en vaciar el líquido sobre nuestro cabello como un último enjuague y, luego, proceder a secar sin volver a enjuagar con agua. 
  • El enjuague complejo (y demorón). Este es el que yo hago, y considero que es más efectivo sobre todo cuando queremos aclarar u oscurecer el cabello con las hierbas que usamos. Consiste en colocar un tazón bajo nuestra cabeza e ir enjuagándonos poco a poco. La infusión será recolectada en el tazón con la finalidad de volver a usarla. Yo lo hago una y otra vez hasta que al final el líquido se acabe (porque, obviamente, no toda la infusión es recolectada: parte de ella se irá por los costados, por nuestro cuello, caerá fuera del tazón...). Para este método pueden diluir la infusión con una parte igual o menor de agua, de manera que el líquido pueda durarles más. Les garantizo que los efectos no se perderán.

Como pueden ver, estos enjuagues pueden ser tan versátiles como nuestra disposición de tiempo lo requiera. Sólo basta con ser constantes y confiar en estos regalos de la Pacha Mama. Me despido, antes de lo cual os enfrento a la siguiente interrogante: ¿Tenéis experiencia alguna con enjuagues herbales? ¿Son ya parte de vuestra rutina diaria o semanal?


NOTA AL PIE: En serio no tenía idea de cómo escribir esta entrada, así que no me queda de otra más que decir: ¡Espero que no os hayáis aburrido!










domingo, 11 de marzo de 2012

¿Cabello y personalidad?


Cuando realicé búsquedas similares en el imprescindible Google, me topé con una serie de artículos que hablaban de cómo la gente te toma a partir del color de tu cabello o, lo que es peor, cómo “es” tu personalidad si los genes te regalaron cierta tonalidad. Dejando de lado aquellas generalizaciones esotéricas, esto me hizo recordar una pregunta que cierta tarde me hice mientras regresaba a casa: ¿Qué tanto de esa esencia de cada persona se pone en manifiesto cuando de cuidado capilar se trata?

El cuidado capilar no es una obligación, como es obvio. Muchas personas no utilizan productos más allá del champú, a veces por desinformación, a veces por falta de ganas o de posibilidades. A veces, incluso, porque el cabello se mantiene perfecto con una rutina así de simple, como le ocurre a mi mejor amiga (Green envy through my veins…). A pesar de esto, mi tendencia general fue la de considerar que, quienes no prestaban atención al pelo que les crecía en la cabeza, eran unos bichos raros: ¿Quién no anhelaría portar una melena envidiable y perfecta como la de los elfos del mundo de Tolkien?

La respuesta es que todos. Si a cualquier persona se le apareciese un genio de la lámpara y le ofreciese tener el cabello más hermoso del mundo, diría que sí aun si nunca le importó el estado del mismo: total, ¿qué habría de perder? Sin embargo, la diferencia está en que, para muchos, el cuidarlo implica un tiempo gastado innecesariamente. Y, aunque amo mi cabello, y ustedes probablemente sientan lo mismo por sus respectivas madejas, debemos admitir que tienen toda la razón.

Si dejásemos de cuidar nuestros cabellos, estos dejarían de verse tan bien como lo hacen ahora. Pero, a la vez, el dejar de usar monerías como tintes, permanentes, tenazas, planchas, secadoras y otros haría que este se mantuviese relativamente sano naturalmente, por lo que no moriríamos. Es más, si nos rapásemos como parte de una epifanía, no pondríamos en riesgo nuestra salud orgánicamente hablando, y es ahí adonde voy: el gran daño reposaría en nuestra psiquis.

El tiempo que invertimos en las rutinas de cuidado capilar nos trae diversas satisfacciones: la de vernos mejor, la de sentir que hemos cumplido con una responsabilidad, la de percibir un mayor control sobre nosotros mismos en una inexorable e intrínseca búsqueda de perfección (¡Ah, obsesivos!, me incluyo ahí…), y la lista continúa. Es innecesario en cuanto a que no es de vida o muerte, pero no es tiempo desperdiciado en tanto que lo invertimos en algo que nosotros, dentro de esa individualidad esencial que mencioné al comienzo, consideramos importante.

Por lo tanto, estimados lectores, somos nosotros los bichos raros, aquellos que gastan dinero en productos capilares en vez de usarlo para ir al cine, aquellos que se levantan una hora más temprano para mimar sus cabellos, aquellos que a veces miran los cráneos ajenos con pena ante lo deplorable de sus cabelleras y que se sienten como reyes bajo las luces intensas que reverberan sobre sus cabezas. Pero debemos recordar que opciones son opciones, y nosotros no somos culpables de sentirnos bien con lo que hacemos tanto como ellos no son culpables de sentirse bien sin utilizar cepillo en las mañanas.


Qué cursi, por dios...


El aloe bendito


Podemos abordar el tema del aloe desde dos ángulos: el netamente empírico y el teórico. Este último resulta más tedioso, pero, ¡rayos!, es el que menos se encuentra en las páginas dedicadas al cuidado del cabello y definitivamente debería dársele más importancia.

El aloe, o sábila, es una planta suculenta; es decir, posee hojas que han sido engrosadas a lo largo de su evolución para poder almacenar una mayor cantidad de líquido y cuya pulpa es la que aprovechamos. No me aventuro a decir que sea bueno ingerirla: por ahí leí que las sustancias tóxicas son neutralizadas por otras presentes en la misma planta, por ahí también leí que no son neutralizadas por completo y que aumentan el riesgo de enfermedades como el cáncer; así que mi posición respecto a su ingesta es neutral mientras no me presenten una investigación contundente. Ahora, puede que estén pensando: ¿por qué un escéptico escribe sobre esta planta? Pues, si bien es cierto que soy quisquilloso cuando de “deglutir” remedios se trata –tanto si son tradicionales como de laboratorios, detesto tomar pastillas-, tengo la mente totalmente abierta cuando se trata de  trucos para la vida diaria que no impliquen comer cosas con suspicacia. Además, mi experiencia me lleva a decir que el secreto a voces de aplicar sábila sobre el cabello es realmente efectivo.

Hagamos acá una pausa y preguntémonos: ¿a qué se debe toda la magia? Para poder responderles, me embarqué en la búsqueda de libros que me ayudasen a entender, teniendo en cuenta mis rústicos conocimientos en química, y esto es lo que encontré:

  1. La sábila posee saponinas y antraquinonas. Estas últimas poseen un efecto calmante, por lo que aliviarían irritaciones, a la vez que ambas serían las responsables del efecto germicida y antimicótico. Traduciendo, ambas sustancias habrían de matar microorganismos presentes en el cuero cabelludo que podrían ocasionar picores y molestias mayores. Acá debo hacer hincapié y darles una gran noticia: siempre tenemos bacterias en nuestra piel. Se denomina microbiota cutánea, y viene a ser una flora natural que convive con nosotros sin causar problemas mientras el balance se mantenga. Este puede romperse por diversas situaciones, como exceso de grasa o raspones que permitan el ingreso de las bacterias a capas más profundas del cuero cabelludo. ¿Por qué, entonces, la sábila no resulta matando a todas las bacterias y rompiendo nuestro balance al dejarnos sin microorganismo alguno? Bueno, mi hipótesis es que las sustancias “desinfectantes” se encuentran lo suficientemente diluidas como para no causar perjuicios; además, nuestras queridas mascotas invisibles se reproducen rápido –muy rápido- por lo que, aun con las bajas que la sábila pueda causar en su población, no desaparecerán.
  2. La sábila posee lignina, una sustancia que sería capaz de penetrar en las capas de la piel y del cabello, transportando consigo agua, por lo que contribuiría a la hidratación. 
  3.  El vegetal en cuestión posee numerosos minerales y vitaminas. Si el cabello absorbe estas sustancias o no, es un amplio campo de investigación que aún no ha sido comprendido en su totalidad. Los beneficios de estas sustancias ocurren cuando las ingerimos y, como se deduce de la oración anterior, aún no se sabe con certeza si sus efectos son los mismos al aplicarse externamente. Podemos destacar entre este grupo de compuestos al cinc, cuya deficiencia ocasiona caspa y que aplicado sobre el cabello dizque tiene los mismos efectos, a decir de muchas marcas de champú, y el magnesio y las vitaminas E y C, cuyas propiedades antioxidantes habrían de proteger el cabello, según grandes laboratorios como L’Oréal, que incluye antioxidantes en algunas de sus líneas. 
  4. También encontramos polisacáridos y aminoácidos. Yeah, babe!  Personalmente, creo que estos son lo más provechoso “capilarmente” hablando, ya que ayudan dar fuerza y cuerpo al cabello. Los aminoácidos, adicionalmente, ayudan a repararlo, debido a que son componentes de las proteínas, de las cuales nuestro cabello está hecho. Entre estos aminoácidos encontramos a la ya famosa arginina, cuyo nombre Elvive se ha encargado de grabar en la memoria popular mostrando a una siempre despampanante Jennifer López.

Con todo esto, uno podría decidirse por aplicar sábila inmediatamente y tan seguido como le fuese posible. Hablando ahora desde mi experiencia, puedo decirles que sí funciona: aporta un brillo evidente y la sensación de tener un cabello más fuerte puede percibirse desde la primera aplicación, especialmente si nuestros cabellos son delgados. No obstante, yo dejé de usarla debido a otra propiedad suya: oscurecer el cabello. Y, así como los beneficios anteriores, este efecto es también bastante notorio.

 Aloe vera sobre cabeza de Homo sapiens

Ya entusiasmados y, quizás, advertidos con lo que les he compartido, es cuestión de que cada uno decida lo que le conviene. Si no les molesta que su cabello castaño se ensombrezca o si tienen ya de por sí el cabello negro, pueden simplemente frotar la pulpa de la sábila desde el cuero cabelludo hasta las puntas tan seguido como quieran, sólo recuerden no espantarse si sienten picor durante la aplicación: es completamente normal en tanto no derive a situaciones mayores. Hay personas que, para facilitar la aplicación diaria, licúan su champú de uso diario con suficiente cantidad de pulpa como para duplicar el contenido, lo que no sólo trae los beneficios del aloe, sino también beneficios a sus bolsillos. Lo dejo a vuestra consideración no sin antes preguntaros, ¿han tenido ustedes alguna experiencia con este “suculento” habitante de nuestros jardines? ¿Cómo es que lo usan?

sábado, 10 de marzo de 2012

Mascarillas Elvive: Reparación Total 5

Mi cepillo luego de ser usado.
¿A quién alguna vez no le han llamado la atención aquellos potecitos coloridos y llenos de letritas chiquitas que se ven en la sección de ducha de los supermercados? Bueno, definitivamente a muchas personas no; empero, como es mi caso y, seguramente, como es el vuestro también, siempre me sentí tentado a probar alguno de esos productos tan llamativos; sin embargo, mientras llevaba el cabello corto, me pareció totalmente innecesario. Hasta que, claro, el cabello creció. Y como todo cabello sometido a una rutina de sólo champú (¡Ah, hombres! Deberían enseñarnos también a nosotros que el acondicionador existe...), terminé teniendo un estropajo sobre la cabeza. Y no exagero al decir "estropajo".
Fue entonces cuando decidí darme un paseo por aquella cuadra en Jesús María, que algunos lectores peruanos deben de conocer, en la que uno encuentra absolutamente de todo para el cuidado personal. Afortunadamente, mi paso por el colegio y el hecho de que siempre he sido un misfit ante el mundo me han dotado siempre de la misma -¿valentía? ¿firmeza? ¿frescura, quizás?- para ignorar (o reirme, cuando el gesto enmarañado lo ameritaba) las miradas de extrañeza que las señoritas que atendían ponían al ver que un hombre tan normal a simple vista entraba a preguntar por los mismos potecitos cuyo marketing siempre lo cautivó. Debido a que tenía toda la mata enredada (nunca me enseñaron a secar el cabello largo, así que nuevamente: ¡Ah, hombres!), me era imposible cepillarla; además, me habían aparecido horquillas que yo ni había visto hasta ese instante y mi pelo había perdido todo ese brillo -genético, ¡eh!- que, cuando niño, sacaba elogios a los familiares más ancianos. Por todos esos motivos, decidí comprar la mascarilla Reparación total 5 de la marca que yace en el título: Elvive. El "tratamiento capilar reparador" en cuestión prometía combatir los 5 "signos del cabello dañado": caída, resequedad, falta de brillo, falta movimiento y puntas abiertas.

La primera vez que utilicé el producto, me sorprendí de cuánto demoraba en enjuagarlo (tiempo después, aprendí que era porque lo aplicaba sobre el cabello empapado, goteando, lo que no sólo le quita efectividad al tratamiento y lleva a un desperdicio de producto, sino que también hace que sea más difícil retirarlo por lo mismo que nos obliga a aplicar más sobre el cabello para sentir la "cremosidad" propia de estos cachivaches). Luego de dicha aplicación y de aquella peripecia, pude comprobar que mi cabello estaba suave: muy , muy, muy suave. Y eso con dejarlo actuar sólo tres minutos bien contados.
Comencé, consecuentemente, a utilizarlo dos veces a la semana, y poco a poco saltó a la vista el segundo beneficio: el desenredado. Pasar el cepillo ya no era tan difícil como antes, si bien nunca llegó a ser tan fácil como lo es con un cabello sano, y ya no tenía que luchar y jalar con la fuerza bruta (¡Ah, hombres!) que me llevaba a contemplar horrorizado cómo mi cepillo parecía un gremlin con toda esa madeja de pelo que me arrancaba.
Los días fueron pasando, lo mismo con las aplicaciones, y pude ver cómo saltó a la vista el último beneficio que noté: el brillo (Hell, bitches, it's back!, aclarando que eso fue lo que pensé y que el sustantivo "bitches" no va dirigido a ninguna lectora, sino que fue producto de mi sorpresa...).

Bringing the sexy (hair) back.
En resumidas cuentas, la mascarilla me dio cuatro de las cinco cosas que prometió: detuvo la caída (por el quiebre, ojo), quitó la resequedad (aunque esto estaba condicionado al uso semanal de la mascarilla), devolvió el brillo (*emoción*) y también el movimiento (debo hacer otra aclaración acá y decir que esto último lo supongo: tengo el cabello largo, pero no ando meneándolo por allí seduciendo a quién sabe quién, así que no hubo forma de que me dé cuenta). ¿Qué es lo único que no reparó? Aquello que ningún producto en la historia de la humanidad ha podido o podrá reparar: las puntas abiertas. Pero para eso siempre hay un estilista con tijera en mano que nos ayude, ¿no?

Ahora, tras todo el palabrerío, acompañado de un fondo de tambores que resuena en mi cabeza y pensando, acaso absurdamente, que esto crea alguna forma de suspenso, doy mis conclusiones: la mascarilla fue de muchísima ayuda. Tienen que tener en cuenta que el cabello muy dañado, como fue mi caso, no llega a repararse por completo: siempre habrá algo que lo diferencie del cabello sano, así sea algo que sólo nosotros podamos notar. No obstante, el uso de productos hidratantes y que eviten mayores perjuicios a nuestra fibra capilar, como este del que vengo hablando, es importante mientras esperamos que los cortes progresivos vayan erradicando esas matas "muertas". Y qué mejor si es una marca que, aun siendo barata, tiene el respaldo de compañías expertas en el tema.