Las gentes suelen utilizar los peines de diferentes maneras, si bien todas ellas con la misma finalidad: poner orden a las marañas que de vez en vez surgen en las cabelleras. Algunas comienzan desde los largos, otras van directamente a los cortos y someten el cabello utilizando la fuerza (mi mejor amiga hace eso y, ¡dios!, cómo me duele verla cada vez que lo hace...). Esto nos lleva a la gran pregunta: ¿Cuál es la forma apropiada de peinarnos?
Antes de continuar, debo recalcar que por "forma apropiada" me refiero a la manera en que podemos peinar nuestros cabellos sin maltratarlos. Esto es un poco obvio, pero me pareció necesario para evitar potenciales trolls que ven en la relatividad de los enunciados la base para sus argumentos indeseados. Anyway, moving on.
El primer aspecto que debemos considerar es el material del peine. Los de plástico son más flexibles, más fáciles de encontrar y muchísimo más baratos. Sin embargo, crean estática y pueden derivar en frizz, lo que nos obligará a peinar más, lo que creará más frizz, lo que hará que volvamos a peinar...y así sucesivamente. Esto no significa, empero, que debamos condenarlos y confinarlos al Hades. NO. Para cuando requiramos toda una sesión prolongada con el peine, procuremos utilizar uno de madera o de plástico antiestático (con lo difíciles que son de conseguir...). Para llevar en el bolso y dar algún retoque que otro, los de plástico común y corriente no representará ningún problema.
Lo segundo a tener en cuenta es el tipo de peine. Es preferible utilizar uno de dientes gruesos, ya que estos son mejores a la hora de desenredar. Si buscas separar bien los mechones para hacer una trenza o algo por el estilo, será necesario uno de dientes finos; no obstante, antes de pasar a aquel uno siempre debe haber pasado los cabellos por uno de dientes gruesos no muy separados. Por otra parte, si lo que buscas es sólo dar un toque a aquella ligera rebeldía capilar que va apareciendo durante el día, puedes usar uno que tenga los dientes con mayor separación, estilo peineta: estos son más fáciles de manejar cuando uno no quiere modificar el estilo que el cabello ya adoptó.
Ô, Renoir... |
El tercer punto y, me atrevería a decir, el más importante es el procedimiento por el cual nos peinaremos. A lo largo de mi experiencia, he recogido una serie de pautas que, puestas en práctica, conllevan un mayor respeto del cabello a la hora de peinarlo, las cuales compartiré a continuación.
- Piensa si es necesario peinarte. Hay personas que lo ven como algo mecánico, tal como coger las llaves antes de salir de casa (Nuevamente: mi mejor amiga es así). Antes de coger el peine mírate en el espejo: a lo mejor tu cabello no necesita ser manipulado, o quizás baste con sólo pasarle los dedos.
- Si vemos que es menester peinarse, entonces procedemos a aquello que mencioné al final del primer punto: pasar los dedos. Delicadamente los deslizamos por entre la cabellera comenzando por los medios y deteniéndonos ante los nudos sin hacer fuerza: para desatarlos, basta con cogerlos entre las yemas de dos dedos e ir bajando.
- Utilizar el peine (de dientes gruesos) paralelo a nuestro rostro, no perpendicular al cabello como la mayoría lo hace. Al estar en la posición debida, el peine se mantendrá en diagonal a la fibra capilar y, así, aprovecharemos más la longitud de sus dientes para peinarnos utilizando un menor número de pasadas.
- Tal como hicimos con nuestros dedos, el peine debe usarse primero en los largos, luego en los medios y, al final, desde los cortos. Nunca comencemos desde a sección corta del cabello porque empeoraremos los nudos y podríamos vernos tentados a usar la fuerza bruta.
- Las manos no sólo sostienen el peine, sino que le ayudan. Pasa una mano por un mechón para asegurarnos de evitar los nudos y, seguidamente, desliza el peine.
- Los peines pueden resultar agresivos y crear quiebres cuando forman un ángulo indebido con el cabello. Para evitarlo, simplemente peinemos la sección izquierda de nuestra cabellera con la mano izquierda, y el lado derecho con la mano derecha. Suena absurdo, pero, créanme, funciona. A la larga, además, notarán que resulta más práctico.
- Por último, ten siempre en cuenta el estado de tu cabello. El cabello seco puede resultar más difícil de peinar que el húmedo, por lo que podemos valernos de un spray desenredante cuando queremos peinar en seco o tener la precaución de aplicar una buena crema para peinar tras el lavado. Asimismo, los cabellos maltratados tienden a enredarse más: un cabello saludable y bien cuidado siempre será más fácil de peinar.
Cachivaches por aquí, cachivaches por allá. |
Sin más que agregar, estimados lectores, me despido no sin antes preguntaros: ¿Habéis tenido problemas a la hora de peinar vuestras melenas? ¿Qué soluciones le habéis dado y qué otras pautas añadiríais a la lista?
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